La integrante y cofundadora de una unidad productiva dentro de la Cooperativa Corrientes Recicla, Luján Mariel Medina, relató en el programa Café de Ideas, por IDStream, la experiencia de su grupo de mujeres recicladoras. La iniciativa, conocida como Mujeres en la Lucha, se desarrolla en el barrio Apipé y surgió en 2022 como un espacio de trabajo y contención para mujeres sobrevivientes de violencia de género.

Medina explicó que ingresó al proyecto a través del programa Acompañar, destinado a mujeres en proceso de recuperación económica y emocional. “Yo entré con el programa Acompañar, que acompaña a las mujeres que sufrimos violencia de género. Fui sobreviviente y, al principio, nos ayudaba el Ministerio de la Mujer con una especie de beca, salario”, relató. Esa asistencia, según explicó, fue temporal, lo que la llevó a buscar alternativas para sostenerse económicamente.

Durante ese proceso, conoció la Cooperativa Corrientes Recicla, ubicada detrás de la terminal de la capital provincial, un espacio al que denominan “el hormiguero” por la intensa actividad que allí se desarrolla. Medina destacó que el lugar no solo funciona como centro de acopio, sino que cuenta con talleres de costura y cocina, un merendero, una guardería y espacios de acompañamiento para personas en situación de adicción. “Está muy completo”, señaló, resaltando la importancia de los lazos comunitarios en torno al trabajo solidario. La unidad productiva que integra comenzó con la recolección de botellas, cartones y latas, y con el tiempo fue incorporando nuevas integrantes que atravesaban situaciones similares. “Así fue que se empezó a correr la voz y de a poco empezamos a ser cada vez más mujeres”, dijo Medina, quien organizó junto a otras veinte compañeras los primeros encuentros del grupo.

El trabajo se consolidó bajo el nombre Mujeres en la Lucha, reflejando su doble compromiso con la inclusión social y la sustentabilidad ambiental. La iniciativa logró su primera meta al alcanzar una tonelada de cartón recolectado, lo que permitió establecer una dinámica de trabajo más estable y coordinada. “Salimos en grupo, nos ayudamos con nuestros hijos, con la escuela, con la ropa; se fue formando como una red de apoyo”, comentó Medina. La unidad se sumó a distintos eventos y campañas públicas, colaborando en la recolección de residuos reciclables en espacios como la Fiesta del Chamamé, las playas, las plazas y las zonas cercanas a los locales nocturnos. La organización del trabajo y la cooperación entre las integrantes permitieron sostener la actividad incluso en contextos adversos.

RECOLECCIÓN Y PROCESO DE RECICLADO

El proceso de trabajo del grupo combina recolección, clasificación y acondicionamiento del material reciclable. Medina explicó que se encargan de retirar los residuos desde escuelas, comercios y domicilios particulares, procurando que los materiales lleguen limpios para facilitar el tratamiento. “Nos encargamos de sacarle la tapita y las etiquetas a las botellas. Las tapitas las donamos al hospital, las etiquetas se tiran porque no sirven y las botellas las aplastamos y limpias las enfardamos en bolsones de 30 a 40 kilos”, detalló. También recolectan latas y cartones, que son enfardados y vendidos a la cooperativa. Cuando los materiales provienen de sanjones o basurales, deben lavarlos previamente antes de compactarlos.

El destino final del material recolectado es la propia Cooperativa Corrientes Recicla, que lo comercializa con industrias dedicadas a la reutilización. Medina aclaró que el valor de venta no siempre resulta suficiente para cubrir los gastos, pero el trabajo persiste como medio de sustento y compromiso ambiental. “Hace tres años que estamos cobrando lo mismo, pero así y todo seguimos luchando. Ahora tenemos que reciclar el doble o el triple de antes para que rinda nuestro dinero”, afirmó. Según explicó, las industrias convierten nuevamente esos materiales en nuevos productos, cerrando un ciclo virtuoso que contribuye a reducir la contaminación y a evitar que la basura termine en basurales o cursos de agua.

El sistema de trabajo del grupo se organiza por turnos y rotaciones que contemplan las responsabilidades familiares de cada integrante. “Nos fuimos dando cuenta de que todas somos mamá y además de este trabajo tenemos otras actividades, así que empezamos a rotarnos. A mí ahora me toca martes, jueves y sábado”, explicó Medina. La flexibilidad del esquema les permite adaptar las tareas a sus rutinas personales. Las integrantes suelen preferir el turno noche, cuando los comercios cierran y los materiales se encuentran más limpios y accesibles. “Salgo desde las 7 de la tarde hasta las 12 de la noche, y encontramos por las avenidas ese material recién salido”, indicó.

COMUNIDAD, DESAFÍOS Y PROYECCIÓN

La seguridad y el trabajo en equipo son pilares fundamentales del grupo. Medina destacó que las vecinas y vecinos ya reconocen su labor y colaboran activamente. “Los vecinos ya nos conocen, muchos ya nos están esperando con la bolsita, con las botellas, con las latitas. Andamos siempre acompañadas”, subrayó. Las recorridas nocturnas se realizan en grupos de dos o tres mujeres, con carritos o motocicletas, manteniendo siempre la coordinación para garantizar la seguridad. El vínculo con la comunidad se fortalece también a través de la educación ambiental. Medina invitó a la ciudadanía a separar los residuos en sus hogares y ofreció su contacto para coordinar retiros: “Me pueden escribir a cualquier hora. No importa si es de noche, porque yo silencio mi celular y a la mañana reviso los mensajes”.

El grupo también impulsa la conciencia ecológica, promoviendo prácticas sencillas como separar los residuos reciclables y entregarlos limpios. “Tomaste una gaseosa, sepáralo. No lo pongas con la basura, con la hierba, con los restos de comida. No cuesta nada hacer una bolsita aparte”, insistió Medina. Subrayó que incluso materiales pequeños como los rollos de papel higiénico o las cajitas de medicamentos son útiles para el reciclado, siempre que se mantengan secos y limpios. Estas acciones, señaló, permiten facilitar la tarea de los recicladores y evitar que deban revisar bolsas de basura en busca de materiales aprovechables.

La entrevistada también planteó una dificultad que atraviesa actualmente: la necesidad de un nuevo espacio de acopio. “Como yo no soy propietaria, soy inquilina, tuve que cambiar mi lugar de acopio y eso me dificulta reciclar todos los días”, explicó. Medina se encuentra en búsqueda de un terreno accesible donde instalar nuevamente su galpón y continuar el trabajo con las compañeras. “Tiene que ser un lugar donde entren los carritos, donde entren camiones, no hace falta que sea asfaltada, simplemente sobre calle”, expresó, apelando a la colaboración de la comunidad o de alguna empresa que pudiera ofrecer facilidades de pago.

Finalmente, agradeció a sus compañeros por el acompañamiento constante y el esfuerzo colectivo que sostiene el proyecto. “Principalmente a Dayana, a Víctor, que siempre están, que sin ellos esto no sería posible porque son el pilar de esta cooperativa”, manifestó.