Ricardo “Caito” Leconte, primer candidato a diputado provincial por La Libertad Avanza en Corrientes, entrevistado en El Cuarto Poder, que se emite por InfoDRadio 106.3 FM, con la conducción de Rubén Duarte, afirmó que su incursión en la política es resultado de años de militancia por las ideas liberales
Leconte destacó que su participación busca trasladar al ámbito legislativo los principios de la libertad individual, el mérito, y la eficiencia del Estado, sosteniendo que su incorporación es parte de una batalla cultural más amplia, en la que el debate democrático y el compromiso ciudadano son esenciales.
El primer candidato a diputado provincial por La Libertad Avanza en Corrientes respaldó firmemente la gestión del presidente Milei, a quien describió como “valiente” y “honesto”, y minimizó los efectos de los enfrentamientos internos del oficialismo.
Entre sus principales propuestas como legislador, Leconte adelantó que impulsará una ley de “ficha limpia”, limitar la reelección de legisladores, eliminar impuestos distorsivos y promover grandes obras de infraestructura energética y logística en Corrientes.
Planteó que la política debe enfocarse en los proyectos que unan a los correntinos —como el gas natural, el ferrocarril o el uso eficiente del río— y enfatizó que su rol será también el de dar una batalla cultural para elevar la calidad institucional y promover una ciudadanía más activa y comprometida.
—Este… mis felicitaciones por esta candidatura a diputado provincial. Sé que sos una buena persona, honesta y que sos muy trabajador en todos los ámbitos.
—Muchas gracias.
—Caito. Muchas gracias. Bueno, trataremos de estar a la altura.
—Nosotros también. Esperemos que así sea.
—Caito.
—Si Dios quiere, si Dios quiere.
—Contanos, Caito, ¿cómo llegaste a esta candidatura? Se me corta mucho… —A ver, a ver si me escuchás ahora. Porque la pregunta tal vez dé para pensar un poco. ¿Cómo llegaste a esta candidatura de diputado provincial, y en primer término?
—Bueno, yo tengo una historia con las ideas de la libertad y una historia, podríamos decir, con la batalla cultural.
—Sí.
—La Libertad Avanza, el partido del presidente, es el que lleva adelante estas propuestas liberales con las que yo coincido. Entonces, bueno, la intención mía siempre fue decir: “Estas ideas las tenemos que trasladar a la política, hacerlas visibles para la gente”, que no quede solo en el ámbito institucional o académico, que es donde hemos desarrollado todo este tiempo la actividad de las ideas liberales. Y bueno, eso me acercó al espacio, a los vínculos también en Buenos Aires, e hicieron que yo tuviera participación en este espacio. Y bueno, acá estamos. Es producto de la relación de tantos años con tantos actores liberales, que me dieron la responsabilidad y el orgullo de representar en primer término en esta categoría al presidente de la Nación, al partido del presidente de la Nación. Así que bueno, estoy con este desafío nuevo, intenso y, la verdad, muy entusiasmado de poder llevar adelante estas ideas que tantos años hemos desarrollado y tratado de inculcar. Y bueno, estamos en esta acción, y contentos, ¿no? Pero bueno, empezando, ¿no? Empezando en esta tarea.
—Así es. ¿Qué opinión tenés de esta suerte de pelea pública o de disputa entre Javier Milei y Victoria Villarruel, que ya está teniendo connotaciones, te diría, peligrosas —entre comillas—?
—Mirá, es una situación recurrente en la política argentina, ¿no? A mí me gusta la historia, y leo, y no es la primera vez que pasan estas cosas. Ya Frondizi no terminó su mandato, es más, terminó asumiendo el presidente de la Cámara de Diputados porque él no tenía vicepresidente.
—Sí.
—Le pasó a… ¿cómo es?… a De la Rúa, le pasó a Menem con Duhalde. O sea, le pasó a Cristina con Cobos… Bueno, esa es una, y acá en este caso es una característica de los liberales, ¿no? Los liberales —lo dice siempre Alberto Benegas Lynch— no somos manada.
—Mmm.
—Discutimos, analizamos, planteamos todos, buscamos, constantemente nos estamos replanteando las cuestiones. Bueno, y esto es lo que está pasando. Se genera una distancia en el armado político, pero bueno, yo creo que no va a tener repercusiones institucionales. Hay una responsabilidad mayor, que es la conducción del Estado, y donde están en juego las esperanzas y expectativas de toda la ciudadanía. Así que entiendo que pasado el momento se van a ir acomodando. Pero es la sensación esta de la discusión política que se da con vehemencia habitualmente en la Argentina, ¿no? Somos vehementes, y tenemos nuestras pasiones políticas que se expresan.
—A mí también me gusta mucho la historia, pero todo esto que te voy a comentar lo viví yo desde 1983 hasta acá. Los únicos presidentes que no tuvieron problemas con sus vices fueron Raúl Alfonsín, que se llevó bien hasta el último momento con Víctor Martínez, y Mauricio Macri, propio, con Gabriela Michetti. Después de ahí, pelearon absolutamente todos. Pero a lo que yo voy más que nada, Caito, es a los modos, ¿no? El lenguaje es, por ahí, lo que molesta e incomoda en esta pelea entre un presidente y un vice que tal vez al día siguiente de ganar la elección ya empezaron a marcar sus diferencias, ¿no?
—Sí, sí. Bueno, evidentemente eso tiene que ver con esto que te digo: las posiciones fuertes de cada actor político. Me refiero al liberalismo en general, ¿no? Y yo me incorporo ahí. Tenemos posiciones claras, fuertes, determinantes. Y bueno, eso genera en toda relación este tipo de distancia. Pero también el concepto del liberalismo es el respeto al proyecto de vida del otro, ¿no? El respeto irrestricto. Entonces uno respeta y busca la convivencia. Y en esta situación uno va buscando el equilibrio, la convivencia. Y siempre termina primando el interés superior, que es el interés del Estado y de la gente, de la ciudadanía. Así que yo soy optimista de que estas cuestiones se van a ir acomodando. No hay cuestión que no termine el tiempo resolviendo, ¿no? Pero es un ejercicio de la democracia: el discurso, la discusión, el debate. Es un ejercicio, y nosotros no tenemos muchos años de esta práctica. Hay países que tienen 200 años de democracia. Nosotros estamos en un ejercicio y en una construcción permanente, buscando cuál es el camino que nos acerque cada vez más a la perfección institucional. Eso nunca se logra, pero bueno, ese es el camino que tenemos que recorrer, y es parte de la responsabilidad de todos. Por eso es importante que la ciudadanía se involucre en las cuestiones políticas, que sea protagonista, que sea parte. Que no pase esto que nos está pasando a nivel país: la no participación en las elecciones, que cada vez tenemos menor porcentaje de participación. La gente tiene que tener una responsabilidad ciudadana, tiene que acercarse a votar, tiene que dar su opinión. Es la manera de acompañar el debate público, es la manera de acompañar la agenda, que en definitiva son las cuestiones que en algún momento le van a afectar. Entonces, no dejar en manos solamente de la dirigencia política estas cuestiones, sino comprometerse y tener un compromiso cívico para encaminar la política y la vida democrática en la Argentina, que es tan breve, teniendo en cuenta el tiempo que hemos transcurrido como vida institucional de la Argentina. Así que es una responsabilidad de todos, que tenemos que trabajar para lograr llegar a buen puerto, ¿no?
“Yo vengo a devolverle el poder a la gente, no a perpetuarme en el poder”
—Al margen de tu pertenencia, a partir de ahora, al equipo de Milei, a pesar de haber sido amigo de muchos años por el Club de la Libertad y demás, yo sé que vos sos una persona muy objetiva, que habla todo el tiempo con la verdad. ¿Cómo ves la gestión de Milei? A mí particularmente me preocupa mucho la falta de obra pública, los sectores más postergados como los jubilados, por ejemplo, la clase media baja, que están sufriendo los embates de una política económica bastante dura, con una motosierra que sigue funcionando, ¿no?
—Mirá, yo veo muy bien la gestión del presidente Javier Milei. Y vos me decís que soy objetivo… No, no soy necio. No digo que no hay sectores que están pasando una situación muy difícil. Pero el presidente Javier Milei tiene primero la gran responsabilidad de enderezar este barco. Está solucionando, está saliendo de una crisis o nos está sacando de una situación sin caer en una crisis devastadora. Todo lo que estamos viviendo es mínimo al lado de lo que hubiéramos vivido si el país explotaba.
Y acá nosotros tenemos que tener un análisis profundo. Tenemos que sacarnos la careta y, como decís vos, ser objetivos. Muchos de los que hablan de la situación de vulnerabilidad son los responsables de la debacle de la República Argentina de los últimos años. Los que hablan de insensibilidad son los que jubilaron a tres millones de personas que no habían tenido aportes. Y yo no digo que el Estado no se fije en las personas que por alguna circunstancia no han tenido aportes. Pero vos no podés hacer política con eso, y después decir “veo de dónde saco la plata para cumplir con esta promesa electoral”. Eso es populismo. Eso es demagogia.
Y hoy rasgarse las vestiduras diciendo que hay insensibilidad deja el discurso vacío. El presidente lo que está haciendo es ordenar las cuentas, buscando las soluciones de fondo, que por supuesto llevan tiempo, llevan situaciones difíciles, pero también llevan a la verdad. Y acá tenemos que hablar con la verdad. El desorden del Estado era de tal magnitud que la tarea del presidente es titánica. En diciembre de 2023, cuando brindábamos en Navidad, planteábamos de qué manera nos protegíamos ante la hiperinflación que se venía, de qué manera nos atrincherábamos para resolver esta situación. Y eso no ocurrió.
Y constantemente la inflación va bajando. De 54% de línea de pobreza estamos en 38 y bajando. Algunos me dirán “no, pero esta es una cuestión que tiene que ver con el aumento de los planes sociales, el aumento de la alícuota…” Puede ser lo que sea, pero está bajando. Entonces, es una tarea día a día. Es una lucha constante. Y tenemos que ser responsables y acompañar.
Ese es uno de los motivos por los que yo entro a la arena política. Cuando el presidente vino a Corrientes, yo le dije: “En Corrientes tu voz no está sola”. Y hoy vengo a cumplir ese compromiso, porque yo entiendo la responsabilidad y la abrumadora necesidad de apoyo que tiene el presidente.
Este no es momento de luchas políticas por un lugar, por un espacio —en este espacio que yo hasta hace poco no estaba—, sino que es momento de acompañar, de apoyar desde el lugar que a uno le toca. Bueno, me toca este lugar. Doy lo mejor de mí. Trato de acompañar. El presidente necesita el mayor apoyo posible, porque sus resultados se están viendo, y son resultados basados no en la mentira, sino en la verdad: en poner las cosas sobre la mesa y hablar con vehemencia, pero de la solución a los problemas que acarrean años, décadas en la Argentina. Y él viene a plantearlas con total coraje, con honestidad intelectual y coraje político.
Entonces, no es fácil la tarea que tiene por delante. No son fáciles estos tiempos, pero la solución de estos problemas de fondo va a traer un mejor futuro para la Argentina. Hay que analizar el gasto político, hay que analizar el gasto público, hay que hacerlo eficiente. Hay que ver los momentos para ciertos gastos, las prioridades, porque la Argentina no se encuentra en un momento de bonanza, producto de políticas atrasadas de muchos años. Ahora se están atacando las verdaderas causas de la decadencia argentina, y eso es lo que tenemos que colaborar. Entonces, yo ya te digo: lo veo con una decisión fundamental para que se encamine este tema de la Argentina y podamos ser un país previsible, serio y digno de ser vivido por todos los argentinos.
—Caito, el presidente no pudo, o no supo, o no quiso cumplir con varias de las promesas de campaña. Por ejemplo, con el tema de los planes sociales. Hay muchos —fundamentalmente personas jóvenes— que siguen cobrando planes sociales sin ninguna prestación, y son, en definitiva, mano de obra desocupada que está financiada por los impuestos de todos nosotros y que, en muchos casos, representa un peligro para la sociedad. O, en otros casos, para no ser tan dramático… ¿Qué pasa que Milei, o que el gobierno, no le da una utilidad a estas personas que vienen cobrando sin trabajar?
—Se están buscando alternativas. Ahora surgió el tema este del servicio militar o cívico… no sé… no sería un servicio cívico de formación, de preparación en múltiples tareas, de educación. Se están buscando alternativas para reinsertar a estas personas que no tenían una actividad concreta. Y esto es parte del populismo que hemos vivido, y de la mentira en la que hemos puesto a la sociedad, de que el Estado te tiene que solucionar todos los problemas.
Ahora cambia la cuestión. Ahora la cuestión es volver al respeto, al poner al hombre en el centro del sistema, y tenemos que tener en cuenta el mérito, el esfuerzo y el respeto irrestricto a la libertad. Eso es todo un cambio cultural que se está haciendo. No es solamente un cambio de procedimiento. Es un cambio cultural, y eso lleva tiempo. No es una cuestión que se va a solucionar de un día para otro.
Y es tanto el desorden del Estado, que lleva su tiempo ordenarlo, encontrar cuáles son los problemas. Todos los días se encuentran pequeños sectores privilegiados, con beneficios, con dinero que se destinaba, por ejemplo, a comedores. Eran como 400.000 comedores, y resulta que solamente el 20% funcionaba. Todo eso lleva su tiempo. Lleva su puesta en orden. Pero está la decisión política de hacerlo. Esa es la gran diferencia.
¿Por qué la gente conserva tanto índice de popularidad positivo hacia el presidente? Porque esas promesas las hizo y las está visibilizando. Él no las tapa. No oculta esos datos. Al contrario: los hace visibles, pero para cambiarlos, no para mantener una práctica política, no para valerse de la necesidad de la gente que tiene uno de estos planes, sino para visibilizarlo y sacar de esa situación a las personas.
Él dijo: “Yo vengo a devolverle el poder a la gente. No a construir una estructura política que me perpetúe, sino a devolverle el poder a la gente”. Y en ese camino está. Firmemente en ese camino. Entonces, es un tiempo de cambio, pero es un proceso. Venimos de cien años de desorden, de decadencia, y este es el momento en que se están poniendo sobre la mesa los problemas, las cuestiones. Y bueno, lleva un proceso. Nada es de un día para otro en la vida. Nada. Uno quiere ser abogado, tiene que ponerse a rendir la primera materia e ir estudiando capítulo por capítulo. No es que uno decide ser abogado y ya lo es. Es un proceso. Todo en la vida es un proceso. Todo es un proceso de aprendizaje, de esfuerzo, de mérito, de decisión. Bueno, en esa tarea estamos. Estamos en un momento de encarar las soluciones concretas que necesita el país.
Así que yo soy muy optimista y veo que es el camino que la Argentina necesita para salir de la mentira y caminar hacia la verdad. Estamos encaminados hacia la verdad. No tengo duda de eso.
“La tarea de Milei es titánica, pero está encaminada hacia la verdad”
—Caito, vos sabrás que en política hay normas, digamos, que al parecer Javier Milei vino a romper, según sus propias palabras. Pero de ahí a estar peleándose con todo el mundo —con los legisladores, con los gobernadores… Inclusive expulsó a hombres, a mi entender, de valía, como el legislador porteño Marra o como el senador nacional Paoltroni, y otros tantos—, de un momento a otro, que eran de su confianza, de un plumazo los borró. O sea, está generando muchos enemigos, personales y de sectores. ¿Qué opinión tenés de esto?
—No, esta es una cuestión… son cuestiones políticas. Uno a veces en política —y esto es lo que hablaba hoy—, los liberales no somos manada y tenemos nuestras posiciones firmes y concretas. Uno puede pertenecer a un sector. Yo, hasta hace un tiempo, no pertenecía a este sector, pero entiendo que el camino de la solución a los problemas de la Argentina está en acompañar al partido del presidente. Entonces estoy jugando en esta… me he incorporado a la lucha electoral a través del partido del presidente. Y estos actores que vos decís pueden tener diferencias o matices diferentes, pero siempre han defendido y plantean el correcto rumbo del gobierno nacional.
Lo demás son cuestiones políticas. Uno, en política, lo más sano es el debate, la discusión. No digo la controversia, porque no me gusta, pero sí el debate, la posibilidad de encontrar soluciones, de poder lograr objetivos comunes. Y eso se da en el consenso, en el diálogo, en la discusión. El debate es parte de la práctica política. Eso genera el equilibrio, ¿no? Mi posición extrema y la posición extrema del otro nos lleva a conversar, a analizar, a debatir, a discutir. Y se busca el punto de equilibrio para lograr las soluciones que se necesitan, para lograr proyectos.
Mirá, esto me viene a la cabeza: yo puedo tener diferencias con muchos actores acá en Corrientes, y seguramente en otras generaciones eso pasaba, en todas las generaciones. Pero cuando había proyectos… porque lo que nos une a los correntinos son los proyectos. Nos diferencian los partidos, las pequeñas cosas, la lucha diaria de la política. Pero en definitiva, los grandes proyectos, que son los que yo aspiro a tratar de impulsar, esos son los que nos unen.
Fijate vos: cuando necesitábamos conectarnos con Resistencia, salió el proyecto del puente General Belgrano. No hubo una persona que estuviera en contra. Había liberales, comunistas, de todas las religiones, de todos los sectores. Todos apoyaban la concreción del puente porque era un producto común para todos. Beneficiaba a todos.
Lo mismo la Universidad Nacional del Nordeste. ¿Quién estuvo en contra de la Universidad Nacional del Nordeste? Nadie. Todos apoyaban, de todos los sectores.
Entonces, nosotros lo que tenemos que encontrar es: ¿cuáles son los proyectos que nos unen como correntinos? Tenemos miles de cuestiones. ¿Qué nos une como correntinos? El tema de la energía: pagamos una energía exorbitante cuando somos los productores de esa misma energía eléctrica. Entonces, ese es un proyecto que nos tiene que unir a todos.
No podemos estar diciendo “ese candidato es más alto, el otro es más tal cosa y yo soy tal otra”. No. ¿Qué proyecto nos une? ¿Qué proyecto tenemos para mejorar la calidad de vida de todos? La energía, el gas natural, el ferrocarril —que es todo lo que tenemos como cuestiones necesarias—, el tema de la autopista. Cada vez que salimos a una ruta tenemos el río. O sea, ¿cuáles son los proyectos que nos unen?
Eso es lo que a mí me quita el sueño. Porque, en definitiva, somos miembros de una misma comunidad y contemporáneos de una época. Nosotros tenemos que solucionar los problemas que nos tocan en esta circunstancia. Ser protagonistas del tiempo que nos toca vivir.
Entonces, esa cuestión… yo acá trato de apartar el tema de las peleas. No quiero entrar en eso, porque eso no le sirve a la comunidad. La comunidad necesita que los dirigentes políticos nos preocupemos de los proyectos que en definitiva le van a cambiar la vida a ellos o a sus hijos. Uno a veces ya piensa por sus hijos, no por uno mismo.
Entonces, ir a la política siendo un ciudadano común, y que la gente te vea como un ciudadano común que circunstancialmente está ocupando un lugar de privilegio que le da la gente. Pero sin privilegios, sin abusos, siendo austero en el manejo de la cosa pública. Tenemos que mejorar la calidad institucional de la Argentina y de Corrientes, en beneficio de todos.
Esas son las cuestiones que en definitiva nos van a acercar y a permitir solucionar los problemas de Corrientes.
“Los liberales no somos manada, discutimos y buscamos consensos”
—Caito, la última. Ganás la banca el 31 de agosto. Asumís la misma el 10 de diciembre, el 11 o el 12. ¿Qué proyecto estás presentando? ¿Qué tenés en mente o en carpeta?
—Mirá, pienso mucho en la calidad institucional, y concretamente para la Legislatura. Pienso en ficha limpia. Pienso en ficha limpia. Tenemos que tener eso como calidad institucional. Pienso en la reforma electoral. Tenemos que votar ya con las condiciones tecnológicas que nos da el siglo XXI, el nuevo tiempo.
Pienso en terminar con muchos privilegios que podemos tener los de la clase política. Digo “tener” porque si voy a estar incorporado ahí, voy a ser parte. Pero dejar sin efecto muchos gastos que son superfluos. También analizar el tema de la no reelección de los legisladores. Yo voy a ser legislador y voy a proponer que podamos tener un límite para la reelección, para mejorar la calidad institucional. No porque eso sea fundamental, sino para que otros actores también se involucren en la vida política y tengan el incentivo de participar. Porque eso es necesario: que todos tengamos responsabilidad cívica.
Entonces, esas son las cuestiones. Y después, bueno, esto que te decía: la cuestión de la energía, el tema del gas natural. Plantear la construcción del gasoducto para que pase por Corrientes, que podamos unirnos al gasoducto mesopotámico, que podamos llevar por la costa del Uruguay el gas para Corrientes y Misiones y nosotros proveerles desde Corrientes. Que pase el gasoducto y llevarlo a San Pablo, que es la zona de mayor producción.
O sea, en carpeta estamos trabajando con infinidad de proyectos que beneficien a Corrientes. Recuperar las vías férreas para bajar los costos de los fletes, poder sacar la producción aprovechando ahora el nuevo puerto que tenemos. La infraestructura de Corrientes es la que tenemos que trabajar. Y ser inteligentes para generar estos menores costos.
También voy a plantear la quita de ciertos impuestos a Corrientes: el tema del impuesto a los sellos, y también Ingresos Brutos. Terminar con esos impuestos que son distorsivos para la economía. El 47% del valor de un alimento son impuestos.
—Así es.
—Entonces, es fundamental que nosotros, como dirigentes políticos, bajemos el gasto público. Seamos eficientes. Yo no digo destruir al Estado, sino hacerlo más eficiente para que podamos disminuir los impuestos, y eso redunde en beneficio para todos. Porque si un alimento te sale un 20% menos, tenés mayor capacidad de consumo, y baja la línea de pobreza.
Entonces, tenemos una responsabilidad con el manejo y la eficiencia en el gasto que redunda en beneficio de la gente. También voy a dar esta discusión. No solamente presentar proyectos, sino también dar la batalla cultural, que es la que nos permite cambiar la percepción. El político no cambia porque quiere. El político cambia cuando la gente le plantea cosas diferentes. Y para que la gente plantee cosas diferentes, tiene que enterarse de las cosas.
Esa va a ser mi tarea: no solamente legislar, sino también dar una batalla cultural con respecto a estos temas que yo entiendo que pueden traer una mejora en la calidad de vida de la gente. Que, en definitiva, es lo que me interesa.
—Gracias, Caito, por este contacto, por tus conceptos. Y hablamos pronto.
—Por supuesto, estoy a las órdenes y, desde ya, muy agradecido por el llamado.
—Bueno, hasta luego. Un fuerte abrazo.
—Abrazo.
—El Dr. Ricardo “Caito” Leconte, candidato…
