El médico retirado Roberto Villalba es también conocido por haber forjado en Corrientes un espacio singular de encuentro artístico: el Centro Cultural Flotante Siete Corrientes.

En su paso por los estudios de InfoDRadio 106.3 FM, Villalba dialogó sobre su trayectoria y su incursión en la literatura y la gestión cultural. “Yo soy médico de profesión, pero estoy jubilado hace mucho tiempo y hoy, actualmente, soy gestor cultural, director del Centro Cultural Siete Corrientes y, en los ratos libres, escritor”, explicó.

El Centro Cultural Siete Corrientes, fundado por Villalba, funciona como un punto de confluencia de actividades culturales en la ciudad.

Su nombre evoca el río y la historia local, mientras que su propuesta apunta a la promoción de expresiones artísticas diversas. “Que esté en el centro cultural es magia”, sostuvo el autor, aludiendo a la naturaleza transformadora del arte.

El espacio alberga obras, presentaciones, talleres y actividades vinculadas con la lectura, incluida una bibliotequita con publicaciones del propio Villalba.

En paralelo con su tarea de gestor, Villalba ha desarrollado una carrera como escritor, con seis libros publicados hasta la fecha. El primero de ellos, “El cazador de bichejos”, fue lanzado en 2015 y se presenta como una ficción biográfica situada en la Holanda del siglo XVII.

Lo ha presentado en ferias y espacios culturales de Corrientes, Buenos Aires, Asunción y Paraná. La obra invita a conocer una época crucial en el desarrollo científico y artístico del mundo occidental.

La entrevista permitió explorar las múltiples dimensiones de la vida de Villalba, marcada por el cruce entre ciencia, arte y literatura. Sus experiencias en países como Francia, México y Argelia aportaron una perspectiva internacional a sus producciones, tanto en el plano académico como literario.

En sus palabras: “Viví en Francia varias veces, trabajé en Lyon y en París, estuve en la Universidad de Constantina, en Argelia, y ocho años en México”.

EL DESCUBRIDOR OLVIDADO DE LO INVISIBLE

El primer libro de Villalba, “El cazador de bichejos”, narra la historia de Antonie van Leeuwenhoek, un comerciante holandés del siglo XVII que, según el autor, “descubrió el mundo microscópico” gracias a una lente que él mismo fabricó. “Este hombre fue, con esa profesión, nadie le creía nada, por supuesto”, comentó Villalba, remarcando la condición de outsider del personaje. El protagonista era introvertido y autodidacta, y llegó a lograr aumentos de hasta 480 veces con una lupa pulida a mano.

“Descubrió las bacterias, los hongos, los espirilos, los glóbulos rojos, los espermatozoides, la estructura del pelo, de la uña, de las plantas, todo lo que te podés imaginar”, explicó Villalba, subrayando que se trató de un hito que pasó desapercibido para la mayoría de los médicos y científicos de su tiempo. Aunque el microscopio ya existía, sus capacidades eran limitadas, y fue Van Leeuwenhoek quien logró observar con mayor precisión el mundo invisible.

La narrativa del libro combina elementos históricos y ficcionales, conectando a Van Leeuwenhoek con otro personaje de la misma ciudad y época: el pintor Johannes Vermeer.

Aunque no existen registros concretos de su relación, Villalba establece un diálogo literario entre ambos, como figuras clave del Siglo de Oro holandés. “Primero, digamos, conocer un país que en esa época era uno de los más importantes del mundo”, explicó el autor.

El siglo XVII marcó un auge en los Países Bajos en cuanto a tolerancia religiosa, avances científicos y expansión comercial.

“Inventaron un montón de cosas. Aparte, aceptaron todas las religiones. Se transformaron en una potencia mundial”, detalló Villalba, destacando que el contexto histórico es también un personaje fundamental en su obra.

LA TRAYECTORIA INTERNACIONAL DE UN CORRENTINO

La vida de Roberto Villalba no se limita al ámbito local. Su formación médica y su pasión por la cultura lo llevaron a residir y trabajar en distintos países. Vivió en Francia, México, Argelia y Brasil, desempeñándose como profesional en instituciones académicas y sanitarias.

“Estuve en el DF, en la capital. Hoy sí está mucho más difícil. En esa época ya era una de las ciudades más grandes del mundo”, relató sobre su experiencia en México.

Durante su estancia en estos países, Villalba también comenzó a escribir y publicar cuentos. Algunas de sus primeras producciones breves fueron editadas en México antes de que publicara su primer libro de mayor envergadura en 2015.

Este recorrido internacional permitió que su perspectiva se ampliara más allá de los límites nacionales, generando una obra de alcance más universal.

En su labor como escritor, Villalba fusiona historia, ciencia, filosofía y literatura, destacándose por su interés en personajes olvidados por la historia oficial.

Su trabajo rescata biografías ignoradas, las ilumina con elementos narrativos y las vincula con preguntas contemporáneas sobre el conocimiento, la invención y la curiosidad humana.

CIENCIA, ALQUIMIA Y LITERATURA

Villalba enfatizó sobre el concepto de alquimia, tanto desde la historia como desde lo simbólico. “Los alquimistas, en principio, fueron los que comenzaron con la química, pero que tenían un lado esotérico, mágico”, explicó.

A partir de esta definición, propuso una lectura en clave alquímica de las prácticas creativas y científicas.

La figura de Van Leeuwenhoek encarna, para Villalba, ese cruce entre la ciencia y la magia. “Era vendedor de telas, experto en telas, pero era alquimista en sus ratos libres”, comentó.

El personaje construyó una lente capaz de transformar la percepción del mundo, abriendo la puerta a descubrimientos fundamentales para la medicina y la biología.

“En este país, que nada dura… Que esté en el centro cultural es magia. Alquimia, lo siempre digo”, afirmó.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *