El carnaval es una celebración que trasciende el simple acto de bailar y disfrazarse; es una experiencia que une a las comunidades, a las familias y a las tradiciones. En este contexto, Yenny Argüello, comparsera de la Comparsa Copacabana y parte de la Agrupación Musical Saravá, nos comparte su historia y su amor por el carnaval, un amor que se ha transmitido de generación en generación.
Desde pequeña, Yenny fue impulsada por su abuela a sumergirse en el mundo del carnaval. Con un traje artesanal hecho a mano, comenzó a bailar en la comparsa Azaar en su Bella Vista natal. Su pasión por el baile la llevó a Corrientes, donde se unió a la comparsa Sapucay en 1996. “El carnaval fue lo primero antes de instalarme bien como docente”, recuerda Yenny, quien ha logrado equilibrar su vida profesional con su amor por el carnaval.
La conexión que Yenny siente con el público es palpable. En los corsos barriales, la cercanía con la gente es inigualable. “El público en el carnaval barrial es más cercano, te piden que les toques la mano, que te saques fotos con ellos”, explica. En contraste, en los corsos oficiales, aunque la distancia es mayor, la energía y el aplauso del público siguen siendo una fuente de motivación. “Es como que estás en otro mundo”, dice Yenny, reflejando la magia que siente al bailar.
Sin embargo, ser comparsera no es solo diversión. Yenny también enfrenta el desafío de equilibrar su vida familiar y profesional. “Soy mamá, tengo que estar al lado de mi familia”, menciona, reconociendo que el tiempo dedicado al carnaval a veces genera reclamos en casa. Pero el apoyo familiar es fundamental; su hija Catherine, su madre y sus hermanos también son parte de este mundo festivo, creando un lazo aún más fuerte entre ellos.
La preparación para el carnaval no solo implica diseñar y confeccionar trajes, sino también un trabajo emocional. “Siento todas las emociones juntas”, dice Yenny, quien se esfuerza por estar presente tanto en su vida familiar como en su pasión por el carnaval. La empatía y la conexión emocional son esenciales, tanto en su rol como docente como en su vida como comparsera.
Yenny también destaca la importancia del descanso y la buena alimentación, aunque admite que a veces es difícil encontrar tiempo para ello. “Cuando hace algo que le gusta, saca la energía de donde puede”, dice, reflejando la dedicación que pone en cada aspecto de su vida.
Este año, Yenny celebra su décimo aniversario en la Comparsa Copacabana, donde se presentará con su traje “naranjo en flor”. “Lo único que esperamos del público es una sonrisa”, dice con entusiasmo, recordando que la alegría compartida es lo que realmente importa en el carnaval.
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